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Tue05Jul2016

Women Business Models, las claves del emprendimiento femenino en el medio rural

Women Business Models es un proyecto cofinanciado en un 90% por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades a través de las EEA Grants y el Mecanismo Financiero del Espacio Económico Europeo en el marco del Memorándum de Acuerdo suscrito entre el Reino de Noruega, Islandia, el Principado de Liechtenstein y en España.

Women Business Models, las claves del emprendimiento femenino en el medio rural

¿Es cierto que las mujeres lo tienen más difícil para emprender en el medio rural? Y, si es así, ¿qué podemos hacer al respecto? Ése fue el punto de partida de Women Business Models, el proyecto de apoyo al emprendimiento femenino e intercambio de conocimiento con Noruega de la Fundación Andanatura, con la Confederación de Mujeres del Mundo Rural CERES y la entidad noruega Odal Naeringshage Utvikling, que se desarrolló en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. 22 meses y 6.000 km. de ida y vuelta después, podemos afirmar que las dificultades para emprender no están en las mujeres rurales, sino en el contexto.

WBM Guadalajara3 bEl proyecto no surgió de la nada. Mucho antes deWomen Business ModelsestuvoNature Business Models, allá por 2011, en el que Andanatura comenzó a aplicar por primera vez la metodología Canvas de Modelos de Negocio (de Osterwalder y Pigneur) en pymes y micropymes rurales. Con Nature Business Modelsdescubrimos la importancia de ayudar a los empresarios a definir su modelo de negocio. Con Women Business Models nos centramos en las empresarias y emprendedoras.

¿De dónde viene esa dificultad extra para emprender? Las tres regiones tienen un gran potencial emprendedor pero ratios muy bajas de emprendimiento femenino y acceso de las mujeres al mercado laboral en el medio rural. A nivel nacional, sólo el 49% de las mujeres rurales están incorporadas al mercado de trabajo, frente al 72,3% de los hombres. A esto se suman factores como la mayor concentración de hombres en puestos de responsabilidad y de mujeres en profesiones peor remuneradas, la falta de servicios asistenciales, la proliferación de empresas familiares con trabajadoras en situación no regulada y la presión social.

Para hacer frente a esta situación, el proyecto incluía varias actividades. Cerca de ochenta empresarias y emprendedoras participaron en los talleres que se celebraron en Sevilla, Olivenza, Guadalajara y Skarnes (Noruega). En ellos, además de compartir con las asistentes las claves de un emprendimiento rápido y barato (en Andanatura apostamos por empezar enseguida a testear a los clientes, sin grandes inversiones iniciales), cada emprendedora recibió asesoramiento personalizado en su modelo de negocio (el elemento clave del éxito de la empresa), para hacerlo más rentable. Además, desarrollamos una Guía de Emprendimiento en el Medio Rural con perspectiva de género, que se puede descargar gratuitamente en la web www.womenbusinessmodels.com.

El proyecto puso de manifiesto lo variadísimo que puede ser el emprendimiento rural. En los talleres conocimos a mieleras, apicultoras, bodegueras, artesanas textiles, ganaderas y agricultoras, queseras, guías y gestoras de casas rurales; pero también a una wedding planner, joyeras, animadoras infantiles, dueñas de talleres mecánicos e imprentas, blogueras de moda, psicólogas… Las emprendedoras compartieron con nosotras sus ideas de negocio, algunas tan originales como la elaboración de pan para celíacos, la venta de abejas reinas o madres de día. En Noruega conocimos a artesanas de cosmética natural, empresarias de comidas caseras, o la creadora de una empresa de decoración con hormigón, entre otras. Lo más interesante fue comprobar cómo las ideas y las metodologías de emprendimiento no son tan diferentes entre regiones, ni siquiera entre países. Lo que cambia es el contexto social y asistencial.

Además, nos dimos cuenta de que no existe una emprendedora rural tipo. Conocimos a agricultoras de mediana edad que deseaban mejorar sus negocios, jóvenes recién salidas de la carrera que querían trabajar en su municipio, mujeres que volvían al medio rural desde la ciudad… Lo más satisfactorio en ese sentido fue comprobar las sinergias que se producen cuando las empresarias se encuentran (como sucedió en Olivenza, por ejemplo, entre la dueña de un terreno con animales y una emprendedora que quería montar una granja escuela).

Sobre todo, nos quedó clara la necesidad de seguir apoyando a las mujeres que crean negocios en el medio rural, no sólo en los aspectos formales (como crear la empresa y buscar financiación), sino en los condicionantes sociales, que son, junto con el modelo de negocio, el factor clave a la hora de emprender.

Fuente

Ana de Haro, técnico de comunicación de Fundación Andanatura, Espacios Naturales de Andalucía
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